Apuntes basados en la clase realizada por: Dr. Fernando Matamala
Hasta el siglo pasado y las primeras dos décadas de este siglo se pensaba que todo el sistema nervioso central estaba comprometido en el control del comportamiento emocional. En el año 1930 algunos investigadores europeos, comenzaron a aplicar corriente eléctrica en diferentes áreas de la corteza cerebral de aves. A partir de estas investigaciones surgió el concepto de que dentro del sistema nervioso central hay centros reguladores del comportamiento emocional. De tal manera que la primera estructura que aparece relacionada se refiere al tronco encefálico, el cual representa un efector de las manifestaciones emocionales por el hecho de que el estímulo de núcleos de nervios craneanos permite la exteriorización de las emociones.
Por ejemplo, la expresión facial es controlada por el VII par, y ésta es una clara manifestación del estado de ánimo de la persona. Lo mismo el llanto, que es típico de las situaciones de angustia, se manifiesta por estímulo del núcleo lagrimal o lacrimomuconasal que está en el tronco encefálico. De la misma manera el aumento de la frecuencia cardíaca, la piloerección, la sudoración, la variación del diámetro de la apertura pupilar, que son tan característicos de los fenómenos de stress, se manifiestan por estímulo de núcleos ubicados en el tronco encefálico.
La segunda área que participa en el comportamiento emocional se relaciona con el hipotálamo, a través de sus núcleos, el hipotálamo anterior y el hipotálamo posterior coordina e integra las manifestaciones emocionales. Es así como Hess, que trabajó con gallinas, logró obtener respuestas agresivas en ellas luego de estimular determinadas áreas del hipotálamo con corriente eléctrica. Sin embargo, al estimular otras áreas del hipotálamo las gallinas cambiaban de actitud, pasando a un estado más pasivo. Así se pudo relacionar al hipotálamo como una estructura que integra y coordina las manifestaciones emocionales.
El otro elemento involucrado es el tálamo. Los grupos dorsales del tálamo tienen conexiones con el cortex cerebral de tal manera que a través de estas conexiones, fundamentalmente el núcleo dorsomedial y del núcleo anterior, es que el tálamo participa en el circuito de las emociones.
Hay un área del sistema nervioso central muy importante que corresponde al área prefrontal, que es un área de isocortex que participa en el control de la reactividad emocional. Se ha visto en personas que sufren una lesión en esta área tienen bruscos cambios de estado de ánimo, pasan de un estado de euforia a un estado de furia. Alrededor de los años 40 se practicó la psicocirugía, donde los cirujanos separaban el área prefrontal del resto del cerebro penetrando al encéfalo a través del techo de la órbita. Esta cirugía dejó de practicarse luego del advenimiento de las drogas. Tanto la lobotomía como cingulotomía consistían en cortar los fascículos que unen entre sí las estructuras del sistema límbico, con lo cual se inhibe la producción de comportamientos complejos de tipo emocional. La persona queda con un » taponamiento psíquico».
El lóbulo temporal también cumple un papel importante en la reactividad emocional. Se ha comprobado que tumores en el lobo temporal produce alteraciones en la conducta emocional del individuo (se ponen más reactivos y agresivos).
Estos sistemas se tratan en conjunto dado que ambos participan activamente en funciones que se entrelazan con manifestaciones emocionales y conductuales asociadas. Por un lado el sistema reticular actúa integrando información sensitiva y sensorial provenientes de los nervios espinales y craneanos, con información de la corteza cerebral tronco encefálico y cerebelo.
Las redes neurales que ella forma procesan dicha información para darnos por ejemplo percepción de un dolor vagamente localizado o para modular ciclos de sueño-vigilia asociados con manifestaciones afectivas. Por otro lado el sistema límbico integra funciones cerebrales y diencefálicas, participando en las emociones y respuesta viscerales y conductuales asociadas. Por ello se dice que participa activamente en mecanismos de autoconservación como por ejemplo alimentación lucha, miedo, así como en conductas de apareamiento, procreación y cuidado de los hijos. Por cierto asociado a lo anterior se expresan conductas de motivación, percepción, pensamiento, autoconciencia.
FORMACIÓN RETICULAR
Desde el punto de vista morfológico la formación reticular está constituida por una red neuronal que se encuentra presente en gran parte del sistema nervioso central: médula espinal, tronco encefálico, diencéfalo.
Las neuronas de la formación reticular del tronco encefálico forma una red cuyos axones se proyectan tanto hacia cefálico como hacia caudal. Es así como proyecciones de ella se extienden hacia el tálamo, el hipotálamo, cerebelo y médula espinal. Algunas de estas vías reticulares ascendentes transcurren por el tracto tegmental central del tronco y por la vía espino retículo talámica que es mas bien extralemniscal.
La formación reticular se distribuye en tres zonas del tronco encefálico:
1) zona paramediana, 2) zona medial y 3 ) zona lateral
En general la formación reticular recibe una continua información sensorial y sensitiva tanto de nervios craneanos como de médula espinal, luego la información se propaga ampliamente a diferentes áreas del sistema nervioso.
Se ha descrito que la formación reticular participa en variadas funciones. Entre ellas están:
Una elaboración teórica del neuroanatomista inglés James Papez, en 1937 planteó que cuando se desencadenaba un proceso emocional, el recorrido del estímulo nervioso tenía un camino predeterminado, y es este circuito reverberante el que permite que cuando la persona tomara conciencia que estaba asustada, más se asusta. Este investigador reafirmó su teoría llamada «circuito de las emociones» diciendo que estaban comprendidos en este circuito no sólo el lóbulo límbico, sino que también hipotálamo y el tálamo.
Papez señala que el circuito de las emociones tiene la siguiente dirección. Primero giro del cíngulo, luego istmo del giro del cíngulo, giro parahipocampal, hipocampo, fórnix, cuerpo mamilar del hipotálamo, tálamo (núcleo anterior y nuevamente giro del cíngulo.
Existen varias áreas encefálicas relacionadas con el comportamiento emocional, de las cuales el sistema límbico es una de ellas que elabora conductas complejas, porque hay áreas que integran y otras que manifiestan las expresiones. Es decir, en síntesis en el sistema nervioso central hay centros reguladores del comportamiento emocional.
Las emociones se van a manifestar en una forma muy clara en los pacientes que llegan a algunos procedimientos clínicos. El paciente está rígido, muchas veces con taquipnea, taquicardia, sudoración, palidez, pupilas dilatadas. Aquí se encuentra coordinando todas estas manifestaciones emocionales el sistema límbico, pero hay otras áreas que también están participando, como por ejemplo el hipotálamo que está coordinando las respuestas neurovegetativas. El fascículo prosencefálico medial, que llega al tegmentum del mesencéfalo, se conecta con la formación reticular. El sistema nervioso neurovegetativo tiene una gran participación en estas manifestaciones emocionales, cuyos centros reguladores se encuentran a nivel hipotalámico. El tronco enecefálico contiene los núcleos que participan como efectores de las manisfestaciones emocionales, como el llanto, la sonnrisa.
Neuroanatomía UFRO by Camila Díaz is licensed under CC BY-NC-SA 4.0